La mayoría de las personas asocian la imagen de un rey y una reina con un castillo. Sin embargo, no solo ellos vivían dentro de esta fastástica construcción. También vivía toda su familia y sus trabajadores, en especial, estaban llenos de soldados. Estos castillos eran estructuras altas y muy fuertes, donde se encontraban protegidos y controlaban sus alrededores.
Algunos de esos castillos aún existen y, en realidad, muy pocas personas conocen cómo era vivir dentro de un castillo en la época medieval en Europa.
Sin electricidad
Los castillos tenían muchas ventanas, muy beneficioso para la claridad dentro del castillo ya que no había electricidad. Las tareas del día a día comenzaban desde muy temprano, para aprochar la luz natural. Sin embargao, se despertaban antes del amanecer, para encender las fogatas y comenzar a cocinar. De esta manera, cuando ya todo estaba iluminado, comenzaban a trabajar de inmediato y aprovechaban toda la claridad del día. Desde luego, en las noches encendian sus fogatas nuevamente.
Frío en su interior
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Los castillos estaban construidos en su mayoría de piedra. Su dureza ayudaba a mantener seguras a las personas que vivían dentro. Pero desafortunamente conservaban mucho frío en su interior durante el invierno, un gran problema para los que habitaban las zonas humedas y frías.
Además, las ventanas de los castillos eran pequeñas y varias habitaciones ni siquiera tenían una ventana. La temperatura en esas habitaciones eran muy bajas, las personas tenían que estar muy abrigadas.
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